domingo, 25 de septiembre de 2016

El arte del montaje

Sporting 0 - Barça 5


El hecho básico de que la yuxtaposición de dos planos por el simple procedimiento de pegarlos no es tanto una suma de ambos como una creación, es rigurosamente cierto.
Sergei  Eisenstein

Por si no se sabe, somos de esa clase de hinchas que ven los partidos de su equipo de cabo a rabo. Todo el metraje, hasta que se terminan los títulos de crédito y en el bar ya nadie mira para el televisor.

Vimos este en el irlandés del barrio. Al lado de un par de aficionados blaugranas que se fueron para su casa diez minutos antes de que acabase. El desenlace de la trama estaba más que claro, pero yo me quedé.

Cuando al fin pitó el árbitro el final, pensé que, si nos olvidábamos del último cuarto de hora de la primera parte y, más o menos, la media hora final de la segunda, la cosa no nos había ido tan mal. Lo terrible eran esos minutos. Comencé a fantasear.

Si nos permitiesen hacer el resumen de las imágenes del partido y dejásemos fuera todo lo ocurrido en esos minutos desgraciados, el vídeo que saldría nos dejaría bien contentos a los hinchas del Sporting. Habríamos acabado cero a cero y además se verían unas cuantas jugadas más o menos elaboradas, más o menos vistosas. Si pudiésemos quedarnos únicamente con esas pocas imágenes, habría sido un partido feliz. Nada que ver con lo que sucedió -también al margen de los goles que allí se marcaron- en el Calderón o Balaídos, que, se ponga como se ponga el entrenador, resultó bastante triste.

El comienzo fue intenso. El partido de los abrazos. Tal vez para subrayar los lazos de profunda amistad que unen a los dos equipos y a los dos entrenadores, se lanzaron los jugadores de nuestro equipo a darles grandes y cariñosísimos abrazos a sus escurridizos contrincantes. Abrumados por semejantes muestras de  afecto, el Barça se mostraba intrascendente. Luego Amorebieta despejó en semifallo, Arda tocó en largo de primeras, Lillo rompió el fuera de juego y... Fundido en negro.

La siguiente escena sería el comienzo de la segunda parte. Exterior día.

Comenzó bien el Sporting. Vivo a pesar de lo sucedido en la elipsis narrativa que acabamos de perpetrar. Tocó el balón, empujó al Barça, se cobró, incluso, varios saques de esquina. Se activaron Burgui, Moi, Sergio, Cases... Y Víctor Rodríguez dibujó un regate precioso dentro del área, ante Piqué, seguido de un tiro que sacó Ter Stegen a córner...

Nos gustaba lo que veíamos. Todo se acabó, sin embargo, cuando Lora llegó un segundo más tarde que Sergi Roberto -enorme jugador- a un balón que corría por la banda y lo atropelló aparatosamente... Segunda tarjeta amarilla y fundido en rojo.

Ese material final que nos habría gustado arrumbar en una esquina fue una pachanga. Tres goles más y la impresión de que habrían podido ser los que el Barça hubiese querido... The End.



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