domingo, 22 de noviembre de 2015

El viento del desengaño

Sporting 0 - Levante 3

Ya veo al cristal del Desengaño, que soy polvo, nada y viento

Calderón de la Barca

Estos fuertes vientos provienen del interior de la comarca y arrastran una gran cantidad de sedimentos en el aire; con lo que se recomienda tener cerradas puertas y ventanas que estén orientadas hacia el Este, ya que en cinco minutos se llena el alojamiento de arena y tierra.

zaharaenlaweb.com

El levante es un viento incómodo y molesto. Sobre todo si dejas las puertas y ventanas de tu casa abiertas. Y así fue como las tuvo, casi de par en par, el Sporting en la primera parte. Por mucho que se afanase en cerrarlas, ese viento áspero se las volvía a abrir sin dificultad. El Sporting tiene un problema grave de bisagras.

Y eso que el día parecía más propicio para que soplase el nordeste. Para que pudiésemos asistir, en la mañana lluviosa, gris y desapacible, a un típico partido norteño, ya se sabe, uno de esos partidos a la inglesa, de ida y vuelta, sudoroso y esforzado. Un partido antiguo que terminaría por desarbolar a un equipo que, por levantino, no asimilaría bien el ritmo septentrional, la balada del norte. Todo parecía preparado para eso. Los primeros minutos, con un Jony rápido y afilado, anunciaban que sería, efectivamente, de ese modo. Pero no. En cuanto el Levante consiguió amainar esas ventoleras del extremo sportinguista, le dio la vuelta al viento y puso patas arriba a la defensa de nuestro equipo. Ni siquiera necesitó crear ocasiones. Cuando nos dimos cuenta, teníamos el marcador lleno de arena y tierra. Tonelada y media de cada. 

Luego, la segunda parte no fue más que la constatación de que esta vez no iba a haber ni épica, ni gloria, ni remontada alguna. No se rindió el Sporting -nunca lo hace-, pero cada uno de sus intentos de arreglar el desaguisado acabó en nada. Le cuesta a nuestro equipo articular el juego, masticar las jugadas, dialogar con el balón un rato sin que el contrario sea capaz de meter baza. El Sporting es, de momento, pura voluntad. A veces, con eso es capaz de empatar e incluso ganar algunos partidos. Pero no este. Se encendió una débil luz cuando el árbitro señaló un penalti. Lo fallamos. Esta vez venció el desengaño.

www.levante-emv.com

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